D E L   V I A J E

I N T E R   R A I L   2 0 0 8

 Crónica

 Enlaces de interés

 Mapas

 Tipo de Viaje

 Itinerario

Pagina   1 2 3    

InterRail 2008

La idea de viajar independientemente, conociendo lugares sorprendentes de Europa era el objetivo principal que buscábamos los miembros que nos embarcamos en este viaje.

Con mucho tiempo previo de preparación, elaboramos un trazado, que sería mi primera toma de contacto con la vieja y, para mi, desconocida Europa.

Acorde con la nueva modalidad de Interraíl, (libertad de zonas), escogimos el mes de julio al completo, para disfrutar de nuestro recorrido, que sin ningún tipo de dolor, aborda las grandes ciudades de los países como Bélgica, Holanda, Alemania, Polonia, R. Checa, Eslovaquia, Hungría, Austria, Eslovenia, Italia y Francia.

La preparación previa salió sobre ruedas, y gracias a vosotros y a las guías de viaje pudimos completar con éxito nuestra marcha.

A continuación, me adentro en el día a día del aquel mes de julio de 2008, que jamás olvidaré, (sobre todo porque tras celebrar “La Eurocopa 2008” en Colón hasta las 4 de la mañana, partía mi avión, como no Ryanair, hacia Charleroi (Bruselas). 

 

Las ciudades que visitamos por orden del itinerario son las siguientes: Bruselas, Brujas y Amberes (Bélgica); Ámsterdam (Holanda); Munich y Berlín (Alemania); Varsovia, Gdansk, Sopot, Cracovia, Oswiceim y Birkenau (Polonia); Praga (R. Checa); Bratislava (Eslovaquia); Budapest, Balatón, Héviz (Hungría); Viena, Innsbruck, Salzburgo (Austria); Ljubliana y  Bled (Eslovenia); Venecia, Verona, Milano, Turín, Nápoles, Roma, Florencia, Siena, Pisa, Genova (Italia); Montecarlo (P. Mónaco); Niza, Cannes y Marsella (Francia).

Como se puede ver en el mapa, durante el mes de Julio de 2008 recorrimos 12 países (sin contar el Vaticano), visitando 34 ciudades, cogiendo 2 aviones Ryanair (Madrid - Bruselas) y (Marsella – Madrid), y lo más importante, 44 trenes diferentes hemos tomado para llevar a cabo nuestro objetivo.

La alineación surgida para emprender este viaje ha sido inmejorable: Olga y Zoido (competentes donde los haya, han aguantado como tigres), Garci (manteniendo la línea, determinante con el mapa y tirando del carro), el grupo formado por Fer, Chechu y Jimy (un grupo homogéneo que han dado muchas alegrías y su compenetración ha sido la clave de su éxito, ya que ellos se embarcaron en una aventura mayor por tierras Rumanas, Serbias y Croatas… en lugar de repetir Austria.), Capello y Lauriki ( éste tándem ha sido indispensable para promulgar la fiesta española que llevábamos dentro por todos los rincones de Europa además de apoyarnos con su amplia experiencia) y por último Irene y un servidor(Luismi) (hemos estado los 30 días al máximo, disfrutando de cualquier lugar inaudito para nosotros y aprendiendo de todo lo que nos rodeaba).

Si tenemos en cuenta que llevamos comida en las mochilas para prácticamente dos o tres semanas, es comprensible que el coste total del viaje fuera ínfimo para todos los sitios en que estuvimos y todas las maravillas que vimos. Y es que con nuestros mochilones de 15 kilos, los sacos de dormir, los kilos de embutidos, y alguna guía maltrecha que otra fue suficiente para movernos a nuestro antojo.

La cronología día a día, os va a dar una mayor idea de lo que pudimos visitar y sobretodo disfrutar en este maravilloso viaje.

 DÍA 1 (30 de junio) Madrid - Bruselas

Irene y yo volamos hacia Bruselas, donde llegamos a media tarde, para instalarnos en el albergue y salir a recorrer la ciudad al atardecer, observando la Gran place y el centro histórico.

 DÍA 2 (1 de julio) Bruselas – Brujas

En nuestro segundo día de Interraíl, visitamos el famoso Atomium, y acudimos a por Olga y Zoido a la gare du midi de Bruselas, donde iniciamos más en serio la aventura interrailera. Visitamos el centro Bruselense, nos fotografiamos con el señor Manekenpis, y la señora Yenekenpis, para posteriormente tomarnos unas cervezas que abren la veda cervecera que se ha mantenido a rajatabla durante todo el viaje. Después de comer cogimos el tren hacia Brujas, donde al llegar allí, fue como entrar en un cuento, por su inigualable arquitectura y estructura de calles, canales y plazas. Cabe mencionar los perritos, con salchichas excesivamente largas, que nos tomamos en la plaza central.

 DÍA 3 (2 de julio) Brujas – Amberes – Ámsterdam

Tras hacer noche en Brujas, a la mañana siguiente tomamos un tren a Amberes, la capital de Flandes, cuyas casas, catedral, castillo y ayuntamiento merecen unas cuantas fotos, también, típicas de cuento. Fue ahí donde nos cayó la primera chupa de agua y que por desgracia no sería la última. También, como de costumbre, seguimos cerveceándonos, (es lo que tiene ir con Zoido…jejej).

  Y a mediodía, tren hacia la tan ansiada por mi, Ámsterdam, qué ganas tenía de pisarla, cuántas veces te he ansiado, y por fin pisamos la estación central de Ámsterdam,

- Zoido, ésta es la nuestra, dije al llegar.

En efecto, los cigarrillos de la risa, de verde y marrón que tienen allí, afectan seriamente la salud, y en nuestro caso, a mejor. Descubrimos a Bluberry y the mexican mushroom, que nos han cambiado la vida para siempre.

DÍA 4 (3 de julio) Ámsterdam

Nuestro despertar rodeado de fumetas, en aquel peculiar albergue tuvo algo especial, y es que el señor David García estaba al caer, y pronto seríamos 5 miembros en la expedición. Tras recogerlo en la estación, fuimos a alquilar unas bicicletas (de contrapedal son las mejores y mas autóctonas) y nos recorrimos los alrededores de Ámsterdam y sus calles principales, calles que por la noche los opiáceos nos habían impedido ver y conocer. Voldenpark, la plaza Dam, Leidsplain, el barrio rojo, los coffee shops y un sinfín de prestaciones que Ámsterdam ofrece al alcance de la mano del viajero. Hasta que el reloj dio las 9 de la noche, hora en la que partía nuestro tren nocturno hacia Munchen, capital Bávara.

 DÍA 5 (4 de julio) Munich

El día 4 de julio a las 7 de la mañana, tomé mi primer contacto con el mundo alemán, y Munich era la ciudad elegida. Elegancia y señorío, son palabras para mí, que describen esta ciudad. Teníamos todo el día para verla y, la verdad es que al final nos sobró tiempo. Sus calles principales, iglesias y Marienplatz hacen de Munich una ciudad especial, aunque las salchichas y las cervezas que nos tomamos allí también son de recordar (sobretodo por el SINPA que profesionalmente organizamos en el museo de la cerveza). Después de comer, nos dirigimos a ver el Allianz Arena, y posteriormente el olímpico de Munich, ambos estadios de remarcada belleza. A las 11 de la noche, abandonamos la capital Bávara, para alcanzar, en un tren nocturno, la capital alemana, Berlín.

 DÍA 6 y 7 (5 y 6 de julio) Berlín

Llegamos a Berlín a las 8 de la mañana, y nos esperaba el fin de semana por delante en esta cosmopolita y pluricultural ciudad. A nuestra llegada, negociamos con el tourist info un albergue para dormir, el cual estaba ubicado en el barrio turco, cercano a postdamerplatz. Después de darnos una ducha y acomodarnos, salimos a comernos la ciudad y a destrozar más el muro, pero los del checkpoint charlie no nos dejaron. Al atardecer, fuimos a recoger a la estación  a tres miembros más de nuestra expedición, Fer, Chechu y Jimy que también venían con ganas de comerse la ciudad. Aunque yo esa noche me quedé K.O. los demás salieron, aunque sin mucho éxito, solo unos Kebabs y unas cervezas fue lo único que se consiguió. Al día siguiente continuamos visitando los trozos de muro, alexanderplatz, el parlamento Alemán, la famosa puerta de Brandeburgo, la estatua de la victoria, la iglesia amisilada en la segunda guerra mundial, el barrio judío, “la sinagoga” jajaja etc.…  Por la noche, un nuevo tren nocturno con dirección a Polonia, Varsovia, seria la próxima parada.

 DÍA 8 (7 de julio)  Varsovia – Gdansk - Sopot

El reloj daba las 6 de la mañana, cuando salíamos de la estación de la capital de Polonia, Varsovia, ciudad en la cual decidimos estar hasta el mediodía, ya que no merecía la pena estar más tiempo, por lo que, a las 6 y media de la mañana estábamos en marcha caminando por las anchas y largas calles de Varsovia, hasta llegar al casco antiguo, donde pudimos disfrutar de la plaza del mercado, reconstruida años atrás, y de muy elevada belleza, más aún a las 8 de la mañana de un lunes cualquiera de julio. Pudimos ver también el monumento universal al soldado desconocido, y también, el famoso y enorme edificio, regalo de los rusos, y no muy bien recibido por los polacos. Sobre la 1 de la tarde, cogimos el tren hacia Gdansk, al norte de Polonia, bañado por el mar báltico. En definitiva, al llegar a Gdansk, nuestra primera acción, a parte de dejar las mochilas en las taquillas, fue coger un tren a Sopot, para conseguir un sellito que teníamos en mente, “baño en el báltico”. De vuelta a Gdansk, visita de rigor, callecitas de ensueño, puertecito deportivo, plaza central y sobretodo, compra de Ámbar, aunque no todo el que nos hubiera gustado. Tras echar un vistazo por la bonita Gdansk, ocupamos la terraza de un bar, y nos cerveceamos como de costumbre, para hacer tiempo hasta las 12 de la noche, hora en la que cogimos un tren con dirección a Cracovia.  

  

 DÍA 9 Y 10(8 y 9 de julio) Cracovia

Según teníamos entendido, los trenes polacos eran sinónimo de peligro, y, aunque por suerte, no tuvimos ningún problema, la gente que los ocupaba no tenían muy buena pinta, por eso el viaje Gdansk – Cracovia fue muy especial, ya que nos encerramos todos (chechu, fer, jimy, garci, olga, Irene, zoydo y yo) juntos dentro del mismo compartimento, decir que las sardinas enlatadas eran aficionadas a nuestro lado… ¡Qué horror! Pero dejando esa anécdota de lado, llegamos por la mañana a Cracovia, donde pasaríamos 2 días. Por ello, nos alojamos gracias al tourist info, en una residencia universitaria por 8 euros.

Nuestro primer día en Cracovia, lo pasamos en Auschwitz y Birkenau, campos de concentración del holocausto Nazi, situados a tan solo una hora escasa de Cracovia. Por suerte tuvimos tiempo para ver los dos campos de concentración Auschwitz (más estilo museo, exposición de objetos y lugar de peregrinación judía) y Birkenau (es realmente el lugar donde los judíos estuvieron, padecieron y sufrieron las brutales acometidas nazis, donde es posible participar de la historia adentrándose en los barracones y lugares comunes del campo de concentración).  Decir que dentro de los barracones, y sin falta de imaginación, es posible detectar un olor característico e indescriptible, que solo se puede experimentar in situ.

Tras un día turístico un poco especial y melancólico, regresamos a nuestro alojamiento, y después de una ducha, salimos a conocer la segunda ciudad más importante de Polonia, era martes, y buscamos un lugar donde hacer botellón, después de unos cuantos “rifirrafes” con la policía polaca acabamos en un garito céntrico, al más puro estilo Huertas de Madrid. La noche tuvo éxito, y acabamos a las 6 de la mañana volviendo a nuestra residencia universitaria.

El segundo día en Cracovia fue dedicado a visitar lo más típico de la ciudad, la plaza central, la iglesia con la corneta cantando las horas, el castillo del monte, el barrio y cementerio judíos, y un espléndido atardecer a orillas del río Wisla, tras haber ingerido un maravilloso potaje polaco, llamado “Vigus”. Por la noche, cogimos otro tren más, esta vez rumbo a Praga, donde nos estaban esperando los dos últimos miembros de la expedición, Capello y Lauriki.

 

Pagina   1 2 3