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*    24 de Marzo 2008: NOUAKCHOTT - ROSSO (Mauritania) - ROSSO (Senegal) - SAINT LOUIS: Adiós Mauritania

  25 de Marzo 2008: SAINT LOUIS – DAKAR: Reencuentro con Mamadou y despedida en la  Playa de  Yoff

*  26 de Marzo 2008: MADRID: Despertar…

 

*    24 de Marzo 2008: NOUAKCHOTT - ROSSO (Mauritania) - ROSSO (Senegal) - SAINT LOUIS: Adiós Mauritania

 

Sin demasiada prisa, nos pusimos en marcha hacia Senegal. A pesar de lo cerca que estaba nuestro destino final, todavía nos quedaban 550 km y escasas 30 horas para nuestro vuelo.

Con el paseo de la noche anterior, ya consideramos sellado Nouakchott, así que nos dirigimos directamente a la estación de taxis colectivos* (Gare Routière) para ponernos de nuevo rumbo al sur, a Rosso, donde cruzaríamos el río Senegal abandonando Mauritania.


* Taxi colectivo: Nouakchott (10:00) – Rosso (12:30). Precio: 2000 Ouguiyas (5,20 €)

En el taxi coincidimos con un cooperante español de origen saharaui que trabajaba para “Movimiento por la paz” en esta zona. Desde bien joven vivía en España, ya que su padre, saharaui, era militar español en el Sahara Occidental. Una vez abandonadas las últimas posesiones fue destinado a Canarias.

Las dos horas y media que duraba el camino se pasaron rapidísimo gracias a los interesante datos que nos aportó Mohamed. Casi toda lo que hablamos giró en torno a la situación del pueblo saharaui. Dado sus orígenes y años de trabajo por la zona, a él “no se lo habían contado”  y nos aportó una visión muy enriquecedora. Una vez llegados a Rosso dimos por terminada la clase magistral sobre “El pueblo Saharaui. 1973-2008”. 

Rosso tiene los rasgos usuales de las ciudades fronterizas, con sus vendedores agobiantes, los facilitadores “no oficiales” de aduanas y gente cargando grandes fardos de lado a lado. Tuvimos que hacer uso de uno de los servicios no oficiales existentes, en este caso, del expedidor de cartillas de vacunación de la fiebre amarilla. En mi vida una vacuna me había dolido tan poco, ni siquiera un pinchazo, simplemente 200 ouguiyas (0,50 €). Tenemos mucho que agradecer a Mohamed, que nos llevó de la mano en el control fronterizo mauritano, sino hubiera sido un gran jaleo.

  

Cuando llegamos al control, el oficial en mando, que era el que se encargaba de sellar la salida de los europeos, estaba echándose la siesta, y nos tocó esperar un par de horas. Mohamed tenía pasaporte marroquí, así que pasó sin problemas. Insistimos en que no nos esperara, que fuera tirando, que nosotros nos apañaríamos. Al fin y al cabo el estaba trabajando y no queríamos hacerle perder más tiempo. Se fue como un señor, dándole cierta suma de dinero a uno de los facilitadores para que se encargara de nosotros. Que mal rollo -e incluso miedo- nos daba ese tío, y encima custodiando nuestros preciados pasaportes.

A las cuatro de la tarde, después de que nuestros queridos pasaportes fueran mancillados por unos cuantos agentes, ya teníamos el necesario sello de salida de Mauritania, y el oficial en cargo, su siesta bien echada

El río Senegal es la frontera natural entre Mauritania y Senegal. En el puesto de Rosso se cruza en un ferry bien oxidado, atestado de personas, animales, y camiones. El trayecto no serían mas de 20 minutos y gratuito, aunque me parece que a nosotros nos aplicaron la tarifa “guiri” y tuvimos que pagar una pequeña cantidad.

Dejamos atrás Mauritania, ese desconocido país que no muchos lograrían situar en un mapa (yo el primero), en uno de los escenarios más inhóspitos habitados por el hombre, cuyas gentes irradian felicidad, bondad y hospitalidad. Del todo recomendado para viajeros ávidos de autenticidad y para todas las personas de nuestro entorno que tienen “problemas”. Sin duda Mauritania ocupará de forma vitalicia un rincón en nuestro corazón.

Según desembarcamos en la orilla senegalesa, un agente recoge los pasaportes, con el consiguiente mal rollo por separarnos de nuevo de ese documento cuya propiedad se reserva el Estado Español, sin prejuicios de los derechos de su titular, y que en consecuencia, nos recomienda custodiar y utilizar con la máxima diligencia… o al menos es lo que pone en la última página del pasaporte. Pues eso, que hay que cuidarlo, ¡qué no es nuestro!

Lo recuperamos en poco tiempo, sin necesidad de enseñar siquiera el certificado de vacunación, sin pagar un duro, y sin ningún papeleo, solo a cambio de unos empujones en la cola de recogida.

En el lado senegalés, si cabe, mas caos que en el mauritano. Desde antes de pasar el río ya habíamos calado a tres viejos alemanes, cada uno con una furgoneta, de los cuales nos podríamos aprovechar (digo hacerles gozar de nuestra compañía) en el trayecto hacia Saint Louis. Traían las furgonetas desde Alemania para venderlas en Gambia, al igual que la carga de bidones de gasolina y móviles que ocultaban en el interior. Nos parecieron unos personajes bastante curiosos y no nos gustaron demasiado, aunque agradecimos cortésmente las tres horas que nos habían acercado a nuestro destino.

* Franco CFA: es la moneda oficial de Senegal y de 13 países africanos más, todos ellos ex colonias francesas, salvo Guinea Bissau (portuguesa) y Guinea Ecuatorial (francesa). 1 € = 656 CFA (el cambio respecto al Euro es fijo desde 1999) 

Nos dejaron en el Aluche de Saint Louis -así que no comentaré lo toxico que era el barrio- pero un militar con pantalones de torero y gran sonrisa que había venido en otra de las furgonetas se encargó de conseguirnos un taxi que nos llevó al centro.

Llegamos cuando un sol gigante estaba ocultándose. Lo perseguimos como paparazzis hasta la playa –sin mucho éxito-  con el fin de hacer unas buenas fotos. Sin duda ya habíamos cambiado de país, a pesar de la cercanía con Mauritania, la ciudad no tenía nada que ver con las que habíamos visitado anteriormente. Se notaba muchas mas actividad, tráfico y las caras curtidas del desierto se habían transformado en caras bien morenas.

  

Estuvimos paseando por la ciudad brevemente apoyándonos en las practicas indicaciones de la Guía Azul de Senegal* (documento indispensable para moverse de manera fiable por este país). Probablemente éramos las primeras personas que contábamos con la flamante nueva edición del año 2008 de esta guía, todavía calentita de la imprenta.

* Guía Azul de Senegal (Ed. Gaesa, 2008), escrita por uno de los miembros del diamanteescarbon, Carlos de Alba Herranz, Kalipo. Las fotos son del viaje que realizamos los aluchinos por Senegal en Abril de 2007

Esto debió ser un sueño…vimos al Sr. Sánchez-Dragó de paseo por Saint Louis, que lejos de alegrarnos, parecía que disminuía el carácter exótico de nuestro viaje.

Siguiendo las indicaciones de la Guía Azul decidimos pasar la noche en el Aubergue de la Jeunesse*, que aunque alejado y básico saciaba sobradamente nuestras necesidades. En media horita ya estábamos dispuestos para ver como andaba la noche en Saint Louis.

* Precio: 5750 CFA (8,75 €)

Estábamos hambrientos, no habíamos comido nada en todo el día (para variar), y el cuerpo nos pedía algo toxico y grasiento. Vimos una chimenea humeante y sentimos un fuerte olor a carne. En las ciudades de Senegal se estilan mucho las carnicerías con amplios horarios de apertura que también venden la carne asada. Unos chavales que nos vieron en la puerta babeando, nos explicaron que allí solo vendían la carne, que el pan lo teníamos que comprar a la panadería. El clásico “de cenar hay pan con polla, pero se nos ha acabado el pan”.Nos hicimos con unas barras enormes que nos llenaron con 300 CFA (0,50€) de carne y nos apretamos el delicioso bocata allí mismo, iluminados por la tenue luz de las brasas.

Ya estábamos listos para ir a tomarnos unas cerves y buscar un poquillo de fiestecilla, que ya nos la pedía el cuerpo. Fuimos a un concierto de percusión y danza senegalesa que no estuvo mal, sobre todo los peazo de saltos que daban los notas, ¡increíble!

Nos teníamos que levantar muy temprano así que ya medio trompa nos volvimos hacia el albergue, pero no sin antes hacer otra paradita en la carnicería que a pesar de ser las 2 a.m. seguía abierto. Como se despollaba Paquito con un bocadillo en una mano y acariciando con la otra a una cabrita que estaría en los bocadillos de mañana. A pesar de lo duro que sonará para los urbanitas como yo, no creo que haya ningún sistema de conservación de carne mas eficaz que simplemente manteniéndola viva

   25 de Marzo 2008: SAINT LOUIS – DAKAR: Reencuentro con Mamadou y despedida en la  Playa de  Yoff

 

A las cinco de mañana, con un par de horas de sueño y las neuronas bien pegaditas ya  estábamos en marcha, que esa misma noche salía nuestro avión de vuelta desde Dakar

Esta vez nuestro transporte consistía en un cultural Renault 21 nevada que hacia las veces de sept-place cubriendo la ruta entre Saint-Louis y Dakar. Nuestro compromiso con la cofradía del puño cerrado nos hizo ir que fuéramos los tres atrás del todo, en el maletero, donde no solo íbamos petadísimos, sino que pasamos bastante frío, ya que el cabrón (con perdón) del conductor no cerró la ventanilla en todo la mañana. Esto durante las dos primeras horas, las tres restantes nos asamos de calor en el mega atasco diario para entrar en Dakar. Vamos, que por esa terapia de frío-calor-presión en un spa pijo hubieras pagado un riñón.

A las 11 a.m. entrábamos en la Gare Routière de Dakar, donde nos despediríamos para siempre (hasta el día de hoy) de Marczin*, ese gran compañero de viaje durante cuatro días. Fue la típica despedida sosa entre “viajeros”, después de haber compartido momentazos, calamidades, experiencias inolvidables, comidas, bebidas, intimidades,… nos pasamos los mails, un abrazo, y sin mirar atrás, cada uno para su lado.

*recientemente he recibido un mail suyo desde Filipinas relatandome el periplo de 4 meses por el sudeste asiatico en el que estaba inmerso.

Ya estábamos en nuestra parada final, cansados, sucios, casi sin fuerzas pero con la tranquilidad de que habíamos –casi- cumplido nuestro viaje-obcecación. Todavía quedaba visitar la ajetreada ciudad de Dakar, que Paco no conocía, y cumplir una importante misión que Kalipo nos había encomendado.

La misión consistía en entregar al Sr. Mamadou* una de las primeras copias de la flamante nueva “Guía Azul de Senegal” parida por el Sr. Carlos de Alba, y en la que Mamadou ha contribuido en gran medida, de manera altruista. Fue un placer ejecutar esta misión porque acompañamos a Kalipo durante su “toma de datos” sobre el terreno, aportamos alguna fotillo, tuvimos el honor de -probablemente- ser las primeras personas en utilizarla  y ahora se la entregábamos a Mamadou.

* en una anterior visita a Senegal (en Abril – Mayo de 2007), Mamadou había sido nuestro guía y nos había llevado de paseo alrededor de Senegal durante 7 días. No pudo evitar coger cariño a este grupo de irreductibles aluchinos después de toda la guerra que le dimos, y bien es verdad que su bondad, tranquilidad y buen humor ha dejado poso en la patata (o corazón) de los aluchinos.

Mamadou se había levantado bien temprano para llegar a las diez al  lugar señalado, debajo del cartel del presidente al lado de la estación. Nosotros haciendo gala de nuestro saber estar le regalamos dos horas de espera al solecito…

  

Le encontramos con uno de sus trajes (o pijama) de senegalés, tan sonriente y moreno como siempre. Estuvimos charlando, haciendo coñitas, dándole alguna Touba* y sacándonos alguna foto. A Mamadou el obsequio le encanto. Se quedo sentado, embobado como un niño pequeño, ojeando su guía. El encuentro no se alargo demasiado, que a estas alturas nuestros culos eran de muy mal asiento y estaba apunto de salir el ferry** que se dirige a la Isla de Gorée.

* Touba es la ciudad santa de Senegal, pero nosotros utilizábamos este término por su similitud con la palabra toba, para preguntar a Mamadou: ¿Cómo se llamaba esa ciudad?, y el inocente respondía Touba, momento en el recibía por parte de los aluchinos una descarga de collejones o tobas cariñosas.

** ferry a Gorée: Dakar (12:30) - Gorée (13:00), Gorée (14:00) - Dakar (14:30). Precio: 5000 CFA i/v unos 7.5 €

Esta pequeña isla había sido la puerta de salida de miles de esclavos hacia América. Ahora es una atracción turística en Dakar, a pesar de lo cual, sigue siendo bastante autentica e interesante. Gorée de vez en cuando salta a la primera pagina de todos los periódicos, ya que es una visita obligada para los presidentes de EEUU, que acuden a honrar la memoria de los antepasados de millones de estadounidenses… traducido al aluchino diría yo: “se van para allá, se hacen unas fotos rodeados de morenitos, se cagan en el trafico de esclavos, y de paso consiguen algunos votos de los negratas de su tierra”

   

     

Una vez de vuelta, ya en tierra firme, nos dedicamos a arrastrarnos por la ciudad, a comer alguna toxicidad y a que nos afeitaran, que buena falta nos hacia. En la barbería, regentada por un caboverdiano, coincidimos (se nos coló) con nada menos que el embajador de Senegal en Canadá. Tipo trajeado, con su carrazo y chofer, que hablaba ocho idiomas -mas o menos como un español medio- y era bien majete. Le amenizamos el afeitado deleitándole con el show cómico de “Dos blanquitos destruidos se quedan dormidos en una silla apoyados en su propio regazo”. A juzgar por las carcajadas del embajador y del caboverdiano cuando nos despertamos con las rodillas tatuadas en la frente, nuestra interpretación debió ser soberbia.

Con las huellas del sol bien marcadas en la cara, después de nuestro primer afeitado desde casa, nos dispusimos a visitar el último paraíso de nuestro periplo. Se trataba del pueblo y playa de Yoff, a escasos kilómetros del aeropuerto. Yo ya conocía los encantos de esa playa de mi anterior visita y nos la habíamos guardado como postre.

Tuvimos la suerte de dar con uno de los taxistas más salvajes de toda África. En los escasos kilómetros que separan Dakar de Yoff, se chocó, hizo pirulas en la autopista, condujo por las aceras….Vamos, que en España, igual le hubieran quitado cien puntos. Llegamos un par de horas antes del atardecer, y por fin nos relajamos totalmente y disfrutamos con el trajín de pescadores, carros de burros, “descargadores”, niños… Los coloridos cayucos senegaleses regresaban bien cargados con la captura del día, mientras la costa Oeste africana nos ofrecía el último atardecer (por el momento).

  

Tras 4000 km. a través del Sáhara, cruzando Marruecos, Mauritania y Senegal nos encontrábamos en el Aeropuerto de Yoff* con tiempo y sin novedad en el vuelo. Creo que la breve espera en el aeropuerto fue el único momento del viaje en el que puedo decir que estaba 100% tranquilo (momentos puntuales de felicidad…). Desde la tranquilidad del obcecado que ha cumplido su obcecada…..por ahora…

 

* también conocido como Aeropuerto Léopold Sedar Sénghor

 *  26 de Marzo 2008: MADRID: Despertar…

 

A las seis de la mañana aterrizábamos en  Madrid con el tiempo suficiente para llegar al curro, encender el ordenador, recordar la contraseña, mirar a la pantalla y no poder ver otra cosa más que el atardecer en Yoff de la tarde anterior….

Muchísimas gracias a todos los que nos cruzamos en el camino y convirtieron nuestro viaje en algo inolvidable.

 

Escrito por Saúl.

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