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Introducción

Como la mayor parte de los viajes, la idea de recorrer Islandia surgió unos meses antes en mitad de un calurosísimo mes de Agosto en Madrid. Todos los que nos sentimos identificados con alguna de las caras que cuelgan en la sección de Viajeros de esta página, sabemos que un viaje no se reduce a los preparativos acelerados de la semana previa, ni al esfuerzo sobrehumano por cerrar la mochila tres horas antes de salir corriendo hacia el aeropuerto; ni siquiera a esa voz, perdida en un tren europeo, que se atreve a decir antes de caer presa de un ataque de pánico, “¿alguien ha visto mi pasaporte?”.

La salida al país del hielo se programó para el verano de 2005, pero terminó quedando sepultada por el frenesí del continente asiático (con Rusia, Mongolia y China a la cabeza) y relegada a alguno de esos rincones escondidos de la memoria. No fue hasta Febrero de 2006, y sin haber visto la nieve en Madrid, cuando rescatamos el plan y pusimos esta maquinaria de semi agencia de viajes a trabajar. Acordarse de Islandia no fue casual; al igual que en otros casos, la LOCURA se desata con el descubrimiento de ¡un billete a buen precio! Con las Low Cost fuera del mercado polar en aquel momento, fue British Airways quien finalmente nos ponía la escapada a tiro de cuenta corriente: 326 €.

La primera lección que todo POLLUELO DIAMANTINO debe conocer es cómo convencer al personal de que se unan al viaje. Para esos POLLUELOS perdidos en la vorágine viajera, conseguir compañeros de viaje debe ser una tarea de mercenarios. En ese momento puntual, uno debe olvidarse de amigos, familiares y jerarquías, utilizando todas las técnicas (cuanto más “sucias” posibles mejor) para que el viaje de tus sueños no se quede en eso, en meros sueños. ¿Cómo hacer para que una propuesta sea acogida por el público con gritos de “¡VIAJAZO, VIAJAZO!”? Fácil, querido POLLUELO, sólo hay que introducir el VIRUS y contarles lo que quieren oir. Lo bueno del VIRUS viajero es que infecta a una velocidad superior a la del mono de Estallido. Garantizamos que con este método, puedes conseguir que, en menos de dos horas, tres personas como mínimo ya tengan el billete en sus manos. Para que el VIRUS se propague con el efecto necesario es importante introducir buenos DATOS (ya sabes, fotos, frases atrayentes, información de precios, DAÑO y TOXICIDAD que supone el viaje, etcétera).

Así que dos semanas después del tour por Marruecos, nos pusimos en marcha con los últimos granos de arena de las dunas de Merzouga bailando aún en las zapatillas. Enlazar dos viajes sin aliento es lo que un POLLUELO, desde sus primeros pasos en la iniciación de viajero consumado, conoce como DAÑO.  En la categoría de DAÑO también se incluye el comienzo de este viaje, ¡vuelo con escala nocturna en Londres! Este tipo de escalas supone, a grandes rasgos, dormir en alguna de las terminales de la capital inglesa para después, coger otro vuelo a primera hora de la mañana hacia el siguiente destino.

Vamos a dar una serie de pautas básicas para esos POLLUELOS, atentos al otro lado del ordenador, que vayan a tirarse una noche en un aeropuerto. Con estas pequeñas reglas, nadie notará tu falta de experiencia:

  • Camina por la terminal como si estuvieras en tu casa, aunque no hayas pisado nunca el suelo del país en el que te encuentras. Saluda a los trabajadores de los mostradores, compra algún FETICHE en las tiendas del aeropuerto y coleguea con los de Seguridad como si les conocieras de toda la vida; de este último punto depende, en muchos de los casos, que puedas pasar la noche allí.

  • Busca el lugar perfecto para establecer tu ESTERILLA. Un sitio majo, con un poco de sombra en la que refugiar la cabeza cuando ya tus ojos no puedan más pero con luz suficiente para distinguir si pintan Oros o Bastos.

  • Aprende a jugar a la POCHA, o en su defecto, al Mus. En la mayor parte de los viajes se producen las temidas horas muertas. Bien, pues éstas dejan de dar tanto miedo si se tiene una baraja a mano.

  • No olvides las provisiones de alcohol necesarias para que tu cuerpo no note la rigidez del suelo. A ver, siempre se puede tirar de los amigos para conseguir la dosis de Vodka requerida para un combinado cualquiera, pero es más conveniente no acabar con las reservas del viaje la primera noche.

Una vez cumplidas estas pequeñas normas, si además tienes la suerte de “ser adoptado” por un grupo de JEFES, formar parte del campeonato de POCHA y que alguien, sin motivo aparente, derrame sobre las cartas y esterillas parte del CUTY-COLA que estaba bebiendo el de al lado, te toparás de bruces con otro gran concepto viajero, TOXICIDAD.

  

 DIA 1: 29 de Abril - Primer contacto con Islandia, Blue Lagoon

Y así, entre DAÑO y TOXICIDAD comenzó la aventura islandesa. Horas más tarde, sumergidos en el agua de la Laguna Azul, aquel recuerdo sucumbía en otra dimensión. Habíamos aterrizado en el aeropuerto de Keflavik a las 10 de la mañana, en el vuelo procedente de Londres. Desde Madrid, y siempre gestionado a través de Internet, se habían reservado dos todoterrenos para moverse por la Ring Road, la carretera principal (la única por la que circulan las máquinas quitanieves), y las bifurcaciones que estuvieran accesibles debido a la nieve que cubría gran parte de la isla.

La expedición islandesa la formaban, por orden de categoría viajera: SULE, CHEMA, KALIPO, BERNON, CAPELO, PILI, ELENA, ALI, WICHO, SANTI, RAQUEL y yo, IRENE. Para que podáis haceros una idea de los preparativos económicos del viaje, se puso un BOTE los días previos a la salida de 200 € que se invertiría en comida. Dado que Islandia no es el país más superpoblado del mundo, no es difícil viajar cientos de kilómetros sin encontrar un pueblo en el que abastecerse, y como también habíamos previsto pasar varias de las noches en cabañas, una mochila llena de comida garantizaba que a ningún POLLUELO o JEFE le faltara el alimento.

Por otro lado, y ya para finalizar con las cuentas, cada uno de nosotros llevábamos 600 €, que cambiamos en Coronas Islandesas en el aeropuerto para pagar alojamiento, transporte, los coches (tanto el alquiler como la gasolina) y comida, una vez que empezaran a escasear las reservas. En total, contando BOTES y el billete de avión, el viaje saldría por un total de 1000 € repartidos en 9 días (del 28 de Abril al 7 de Mayo). Un DATO importante antes de todo viaje es conocer el cambio de cada moneda. En http://www.xe.com/ucc/, encontrarás un conversor universal para todos los países imaginables; en los días en los que se escribe el diario, el Euro equivale a 126  ISK ó Coronas Islandesas.

La isla a las puertas del Círculo Polar Ártico, como otras regiones del mundo con gran actividad geotérmica (la cual viene indicada principalmente por la presencia de volcanes), cuenta con piscinas naturales de agua caliente. La más espectacular, sin duda, por la dimensión y por el color azul intraspasable del agua, es la Laguna Azul a las afueras de Reykiavík; exactamente, a 50 kilómetros al suroeste. También es la que, seguramente por accesibilidad, está más explotada desde el punto de vista turístico y aunque está pensada más bien para los locales, es uno de los lugares más visitados. No se puede negar; la combinación del agua caliente y el frío exterior con la cara untada de barro calizo son capaces de trasladar a cualquiera a una realidad lejos de todo. Para información actualizada sobre precios, consultad la página web de la Laguna: http://www.bluelagoon.com/.

  

Nuestro primer contacto con la cultura islandesa prometía un viaje inolvidable y así fue, tras chocarnos de lleno con el olor de los arenques secándose al sol. Aún faltaba un año para que otro gran viajero, SAÚL, dijera aquello de “¡QUÉ TÓXICO!” pero el olor de los pescados pudriéndose bien lo hubiese valido. Al estar rodeada de mar y al igual que el resto de islas del Norte de Europa, Islandia tiene una gran tradición marinera (por ejemplo, el 70% de las ganancias de exportación del país se derivan de la industria pesquera). Aunque en Islandia también se come carne, principalmente de cordero, en su dieta está muy presente el pescado. Debido a las largas temporadas que muchas de las zonas del país suelen pasar aisladas, los islandeses secan el pescado por distintos medios (en los meses que dura el deshielo) y así se aseguran las reservas durante el invierno. El resto de la tarde, la pasamos caminando por las calles de Reykiavík, “bahía humeante”, aunque antes paramos en una gasolinera para degustar la auténtica hamburguesa islandesa a falta de McDonalds cercano. Algunos de los lugares que convienen no perderse en la ciudad son: la Nave al Sol, una escultura formada por tenedores gigantes frente a la bahía de Klapparstígur asemejando un barco de la época de los primeros escandinavos; la iglesia Hallgrímskirkja, una espectacular construcción de cemento imitando las columnas de basalto que veríamos en Svartifoss; frente a la iglesia, la estatua de Leifur Eiríksson ... “¿El de los móviles?” preguntará alguno; no, aún más grande, el Hijo de Islandia, el primer vikingo que pisó el continente americano; el espectáculo de los volcanes, donde se puede ver películas de las mayores erupciones volcánicas del país; por cultura, el Museo de las Sagas, que tiene como particularidad que todas sus figuras sobre los héroes de antaño fueron creadas a imagen de los habitantes actuales de Reykiavík; el Bar de Hielo, en el Kaffi Reykjavík, es el típico local donde no hay que preocuparse porque se derrita el hielo de la copa, que te dan con el precio de la entrada; y como no, el Runtur de los Viernes y Sábados. Todos los que han visitado Islandia y cualquiera de las guías que consultes, recomiendan pasarse por el Runtur de la capital, la fiesta nocturna en Islandia por excelencia. Cualquier de los bares que recomiendan las guías está genial; nosotros, tirando de FRIQUISMO musical no pudimos evitar acercarnos al Kaffibarinn con Damon Albarn, de Blur, y Björk a la cabeza de la gerencia.

La primera noche en Islandia la pasamos en un hostal de Reykiavík, Guesthouse 101. El hostal está muy bien, nada mal situado y el precio no es excesivo; eso sí, conviene reservar con antelación porque suele estar siempre lleno en temporada alta. A parte de los impresionantes espaguetis que cenamos aquella noche, es imposible olvidarse de la TRAMA que se organizó para poder meternos 12 personas con una reserva de 8 y es que en el momento de hacerla, aún no estaba cerrado el número de participantes. Atención, POLLUELOS, porque suele ser una situación bastante común y resulta totalmente necesario conocer cómo colarse sin ser visto en albergues, museos y todo tipo de transportes. Punto número uno, no hacer ruido ... Este punto queda descartado a los cinco segundos de iniciar la operación porque alguien siempre se parte de risa. Punto dos, suben un máximo de 2 personas a la recepción alegando que el resto está abajo con los coches. Es de vital importancia que una de las personas que esté ahí sea la que ha hecho la reserva para que la operación no sea una PALMADA. Punto tres, el resto del grupo (mientras los otros dos distraen la atención del recepcionista) empieza a subir las maletas; eso sí, de uno en uno. De esta forma, en la recepción nunca notarán cuántas personas exactamente han visto pasar. Punto 4 y el definitivo, las personas que no están “declaradas” en la reserva se quedan en el albergue en el momento que suban la primera maleta. Conviene tener al menos una de las habitaciones cuando se empiece a tirar de mochilas para así, esconderlos bien. ¿Qué se consigue con ésto? Una habitación barata, ¡a mejor precio aún si cabe! RUÍN, RUÍN.

 

 DIA 2: 30 de Abril - Visitamos Geysir, Strokkur y Gullfos

El segundo día nos levantamos bastante pronto, a pesar de haber vuelto del Runtur unas horas antes. Teníamos reservado un hostal en Vík, a unos 150 kilómetros de Reykiavík y había bastantes sitios que visitar antes de llegar al pueblo de las Misses. Pensareis que fuimos unos exagerados pero conviene advertir al personal que cuando hemos mencionado las carreteras de Islandia no estamos hablando de las autopistas de tres carriles a las que estamos acostumbrados en el resto de Europa. La carretera 1 es una pista de dos carriles y dos sentidos, por lo que hay que olvidarse de ir flipándoselo al estilo Fórmula Uno, bastante curtida por el frío del invierno y además, nosotros llegábamos cuando aún la nieve sepultaba la parte oriental de la isla. Por otro lado, las zonas que son interesantes visitar no siempre se encuentran al pie de la carretera principal y hay que meterse por caminos que no están en buenas condiciones y que retrasan el tiempo que se planea para cada visita. Antes de viajar a Islandia, sobre todo si es fuera de temporada, conviene conocer el estado de las carreteras. A nosotros nos fue súper útil consultar la página de la Icelandic Road Administration (ICERA), en la que a parte de un informe meteorológico, te dan un parte con el estado de las carreteras. Ahora, incluso, tienen web cams para hacerse una mejor idea del terreno.

Repartidos nuevamente 6 en cada coche, nos pusimos en marcha al Círculo Dorado que engloba los tres principales lugares turísticos de la isla: Gullfoss, Geysir y Þingvellir, ruta que nosotros realizamos a la inversa. A pesar de que en Þingvellir se estableció el primer parlamento democrático del mundo en el siglo X, ahora es principalmente conocido por ser el primer Parque Natural nacional. Esta distinción se debe a la enorme falla que divide este territorio.

Una de las particularidades de Islandia y que convierte su actividad volcánica en una de las más efectistas del planeta (es menos violenta pero más espectacular) es que bajo su territorio coinciden las placas Norteamericana y Euroasiática. Para hacerse una idea, vamos a tirar de unas nociones básicas de geografía. De manera inversa a como ocurre con la unión de las placas Oceánica y Continental que chocan una contra otra originando todo tipo de fenómenos geomarítimos destructivos, la Norteamericana y la Euroasiática son placas de límites divergentes o constructivos, también conocidos como dorsales (en este caso, la dorsal Atlántica); es decir, que se separan. Este alejamiento de las placas, supone el paso perfecto para que el material de la corteza terrestre (principalmente magma) salga a la superficie asentándose como suelo nuevo. Þingvellir da la oportunidad de encontrarle alguna utilidad a aquellas aburridas clases de Geografía en el instituto, sentado en un lateral de la falla, sobre alguna placa y con los pies meciéndose frente al vacío.

La siguiente parada era Geysir donde se encuentran las fuentes termales del mismo nombre que expulsan agua caliente y vapor en una columna vertical. Dentro de esta zona, hay varios géiseres en letargo o directamente extintos que se han convertido en estanques de azules increíbles en los que mejor no meter la mano si no se quieren sufrir quemaduras de tercer grado. La atracción más visitada de la zona es el Gran Geysir, cuyas erupciones pueden alcanzar los 60 metros de altura.  Aunque entró en actividad en el 2000, es bastante irregular y resulta difícil encontrárselo en pleno funcionamiento pero para no irse de vacío, está el Strokkur, un geiser más pequeño que escupe agua cada seis minutos a 35 metros de altura.

    

Para completar el Círculo De Oro: Gullfoss. Tirando de vaguería editorial, podríamos mandar a la gente a ver las fotos porque dar cualquier información sobre la “cascada dorada” se queda corta. Vamos a empezar por los DATOS, ¿qué DATOS?, ¡DATAZOS! El río Hvítá, cuyo cauce fluye en dirección sur, hace un quiebro hacia el este a un kilómetro de la cascada formando tres escalones curvados. Aquí se producen dos saltos, de 11 y 21 metros respectivamente, sobre una falla de 32 metros de profundidad y 20 metros de ancho; ¿qué más podemos decir? Pues, ¡F-L-I-P-A! Con semejante fondo, todos corrimos a invertir en material fotográfico y es que NADIE QUERÍA PERDER DINERO. Uno de los mayores piques del viaje fue quién se alzaba con el premio a la MEJOR FOTO; aunque creo que al final no se eligió ganador ... TIA NO NIAA ... En total, con la cámara de video de Elena, había cinco cámaras funcionando a todas horas y cuando decimos a todas horas, es non-stop. Los POLLUELOS DIAMANTINOS irán aprendiendo que en los viajes no se debe dormir tranquilo porque ¡siempre hay un objetivo acechando!

Después de una parada técnica para comer, tirando de mochila de alimentos por falta de bocadillos en las proximidades, nos largamos hacia Skógar pero antes paramos en otra cascada, Seljalandsfoss. La crónica de este viaje resulta algo repetitiva porque estar en Islandia en época de deshielo supone eso, que hay agua por todas partes. Al principio del día, estábamos todos algo histérico gritando eso de “¡mira, una cascada!” cada vez que veíamos agua deslizarse por alguna montaña pero pasadas unas horas, ya empezábamos a acostumbrarnos.

Hay que contar que en este viaje, se decidió que para comunicarse entre los coches se utilizaría un “avanzado” sistema de transmisión de datos, vamos, unos walkie-talkies que podían haber salido perfectamente de un disfraz de espías. Al final, los walkies terminaron por convertirse en nuestros mejores aliados para los largos trayectos en coche. Resaltaremos que sólo había dos CDs en el viaje: “Grandes Éxitos” de Los Piratas y “El Regreso”, un directo de Andrés Calamaro. Como era inevitable acabar cansándose de escucharlos una y otra vez, teníamos a WICHO que siempre estaba dispuesto a contar chistes vía walkie, llegando al éxito de crítica con el chiste del oso: LO PUSO CONTRA UNA PIEDRA, LO PUSO CONTRA UN ÁRBOL.

Antes de seguir con el resto de la crónica, vamos a introducir un nuevo término en el Diccionario para POLLUELOS, SECUESTRO. El SECUESTRO es una modalidad de viaje y a diferencia del resto de secuestros, suele ser voluntario. Cuando uno toma la decisión de viajar sin importarle el destino, se dice que viaja SECUESTRADO. Islandia 2006 se recordará por ser uno de los viajes con mayor índice de SECUESTROS por plaza de coche. Situando a los POLLUELOS, en este segundo día alguien preguntó desde el walkie del otro coche:

-          ¿Y hoy qué vamos a ver?

Creo que SULE cogió el walkie, guía en mano, y haciendo evidente su condición de JEFE (o sea, echando mano de GALONES) contestó:

-          Pues Gullfoss, Þingvellir, ...”

Antes de que pudiera terminar la ruta, se oyó al otro lado del walkie:

-          ¡¿El QUÉ?!

Y a SULE, consciente de los SECUESTROS, no le quedó otra que responder:

-          “Pues una cascada, una falla, un geiser, ...”

Con esta nueva lección para POLLUELOS, volvamos al viaje. Nos habíamos quedado en Seljalandsfoss, que a parte de ser una cascada más en Islandia, mola porque tiene un pequeño camino por detrás de la caída del agua. Del paseo en cuestión de un lado a otro de la cascada salimos empapados. Cogimos otra vez los coches, ésta vez sí hicimos un poco de rally para cruzar los riachuelos que sepultaban la carretera. Así comprobamos que los coches respondían sin problemas; claro, que esa FLIPADA sirvió de inicio horas más tarde para otra aún mayor.

Pasada una hora llegamos a Skógar donde está el Museo del Folk. A parte de un edificio principal para el museo propiamente dicho, lo que han hecho en esta explanada es recrear distintas construcciones islandesas como las granjas Skal.  Una vez en esa zona, había que acercarse a una nueva cascada, Skógafoss que tiene una caída de 60 metros de altura. Se dice que el primer vikingo de la zona enterró un tesoro en la cueva que está detrás de la cascada. No sé si este DATO lo conoceríamos por aquel entonces porque si no, la DETERMINACIÓN ALUCHINA habría terminado por desenterrar el tesoro perdido.

Habíamos pasado el día y ya estábamos llegando a Vík cuando descubrimos que ¡estábamos a punto de quedarnos sin gasolina en uno de los coches! Fueron unos momentos tensos, viendo bajar la aguja lentamente por una carretera llena de subidas y bajadas interminables. Creo que en realidad, fueron una subida y una bajada, y la bajada eso sí, con el motor del coche apagado que se hicieron eternas hasta que por fin, vimos el letrero “Vík congratulates Miss Iceland 2005” (que acaba de ser coronada Miss Mundo unos días antes) y comprendimos que estábamos salvados. Vík es un pueblo pequeño en la costa en el que se pueden ver las rocas Reynisdrangur. Son tres monolitos en medio del océano, a pocos metros de la costa, que según la leyenda, son los cuerpos de tres trolls petrificados por los primeros rayos del sol.

Pasamos la noche en el Albergue de Vík (http://www.hihostels.com/dba/hostels-Auberges-de-Jeunesse-Vik-026025.es.htm); antes de viajar a Islandia compensa sacarse el Carné de Alberguista porque en toda la red de HI (Hostel International) del país hacen descuento. Enfrente del hostal había una montaña con una pared escarpada, ¿para qué queremos más? Mientras dejábamos las cosas en el hostal, algunos JEFES seguidos por sus POLLUELOS cogieron los coches al grito de “Venga, a subir la pared con los todoterrenos”. Si la subieron o no, no lo recuerdo porque fui directa a la ducha. La única pega que se le puedo poner a Islandia, poniéndose muy puntilloso, es el olor del agua. Como el agua que se utiliza en casa tiene un alto componente en sulfato, debido a la actividad volcánica de la isla, pasa lo que siempre en estos casos, que la cosa huele a huevo podrido. Así que a pesar de ser 12, en este viaje no tuvimos mucho problema con los turnos de las duchas porque nadie remoloneaba a la hora de salir.

A eso de las 11 de la noche SULE me despertó con una frase:

-          “Tía, que a éstos se les ha quedado el coche en una montaña y no lo pueden sacar. Vamos a buscar una cuerda”

Nos vestimos e hicimos lo que parecía más lógico, despertar casi al filo de la medianoche a todos los habitantes posibles en un pueblo de una isla por el que no suele pasar demasiada gente para pedirles una cuerda. En este tipo de misiones, los POLLUELOS deben tirar de sus dotes idiomáticas. Es clave conocer unas cuantas palabras en el idioma del país al que se viaja, que siempre queda muy bien uno con los locales y como no, usar el inglés en cuanto sea necesario. En Islandia es importante saber que Puffin significa Frailecillo y que este pájaro se come en algunas zonas, de ahí el refrán ALUCHINO “FRAILECILLO QUE VUELA, A LA CAZUELA”.

El hecho de que la gente no nos partiera la cara al llamar a sus puertas a esas horas demuestra que los islandeses, a parte de algo rancios, son bastante buena gente. Lo de ser tan ariscos, imaginamos que es normal porque se pasan parte del año con acceso nulo de gente del exterior de la isla y seguramente sean, por ese mismo motivo, sumamente confiados. Para que os hagáis una idea, en el hostal de Vík tuvimos durante toda la noche la caja donde guardaban el dinero al alcance de la mano. Los de recepción, al marcharse, ni se preocuparon de quitarla de encima de la mesa, abierta, esperando que cualquier mano se colara en su interior. Vale que la noche anterior nos ahorrásemos alguna corona “obviando” el hecho de que éramos cuatro personas más, pero los viajeros DIAMANTINOS no somos manguis del tres al cuarto.

Con KALIPO conduciendo el Land Rover y la cuerda en el maletero, llegamos a tientas a la zona donde se habían quedado atascados. Unos nudos marineros más tarde el coche estaba fuera y sólo el barro que se había quedado pegado en los laterales recordaba la gran GESTA ALUCHINA. Despues, a dormir a nuestro albergue y hasta mañana.

  

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