D E L   V I A J E

RUMANIA - MOLDAVIA (TRANSNISTRIA) - UCRANIA (CHERNOBIL)

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Puente de Diciembre de 2007 a RUMANIA - MOLDAVIA (TRANSNISTRIA) - UCRANIA (CHERNOBIL)

VIERNES 30: Madrid - Bucarest
SÁBADO 1 DICIEMBRE: Bucarest – Galati – Oancea – Cahul- Chisinau
DOMINGO 2 DICIEMBRE: Chisinau – Tiraspol - Odessa
LUNES 3 DICIEMBRE: Odessa - Simferopol
MARTES 4 DICIEMBRE: Simferopol – Yalta - Lastochkino Gnezdo – Yalta - Kiev
MIÉRCOLES 5 DICIEMBRE: Kiev

JUEVES 6 DICIEMBRE: Kiev – Chernobil – Kiev - Chisinau

VIERNES 7 DICIEMBRE: Chisinau

SÁBADO 8 DICIEMBRE: Chisinau - Bucarest

DOMINGO 9 DICIEMBRE: Bucarest - Madrid
 
Jesulen Chema Saul Bernon Kalipo

 INTRODUCCIÓN:  

Hace un par de meses*, cuando el grueso del diamante volvía de la India, y yo me disponía a viajar a Irán, recuerdo que Chema me comentó la existencia de un vuelo a pelo-puta a Bucarest. Por menos de 100 euros ida y vuelta podías plantarte en la capital rumana a bordo de un Easyjet. La inversión no se hizo esperar, y la gente se puso a comprar como locas sin ni siquiera saber si podrían disfrutar del puente de diciembre. En pocos días Sul, Sulen, Bernón, Chema y yo ya teníamos nuestros billetes (Bernón palmaría la ida, Sul fue más astuto y sólo compró la vuelta). 

Como la Rumania ya la conocíamos del Interrail III (edición 2003) empezamos a jugar con el mapa, fue muy sencillo elegir, ya que la vecina Ucrania parecía un destino con los suficientes alicientes como para conmover a un aluchino, y el dato de que Chernobil fuera desde hacía 3 años visitable era una motivación suficiente como para justificar un desplazamiento hasta estas gélidas tierras. Además teníamos una motivación extra en forma de sello, y es que la pequeña República de Moldavia se interponía entre ambos países (Rumania y Ucrania), por lo que su visita se convertía en un deber. Transnistria (un pequeño estado independiente dentro de Moldavia) también fue un virus determinante.  

Nombres que se adoptan en el viaje, para que nos e pierda la gente:

Kalipo: Ramoncin, por sus pantalones de pitillo.

Jesulen: Julio Iglesias, no digo mas.

Chema: Enrique Iglesias

Bernon: BernadorSa

Saul: Pichi, el mejor amigo de Fichi. 

 VIERNES 30 NOVIEMBRE 2007: Madrid - Bucarest 

A las 16.50 horas salía nuestro vuelo de Easyjet con destino a Bucarest. La primera remesa de diamantinos que abandonaba el país la componíamos Chemone, Sule y yo. Chema fue el primero en llegar a la Terminal 1 de Barajas, mientras que los Alba Brother´s llegamos con nuestro horario, es decir, más de media hora tarde, bien es cierto que fue de Alba senior el culpable del retraso. 

El avión despegó puntualmente con Sule rompiendo el cuello antes del despegue, mientras, Chema y yo comentábamos el humor de Pedro, el sobrecargo de Albacete conocido por sus chanzas y chascarrillos. El vuelo Madrid – Bucarest tiene una duración de casi 4 horas, y de esta manera a las 21.45 horas (ya que en Rumania es una hora más que en España) habíamos aterrizado en el Aeropuerto Internacional Henri Coanda, más popularmente conocido como Otopeni. 

El aeropuerto de Otopeni se localiza 16 km. al norte de Bucarest, por este motivo nos vimos obligados a tomar el autobús 783 (7 lei = 1,9 €), que nos dejó en la Piata Vitorei, en la zona norte de la ciudad. Desde allí teníamos una pateada de un kilómetro hasta nuestro alojamiento, el Friend´s Hotel () , el cual me había encargado de reservar la noche anterior en Hostelbookers.  

El equipo llegaba muy fuerte a la capital rumana, y de camino al hostal se aprovisionó de unos cartuchos de Coca-Cola, ya que el JB y el Bacardi venían de serie. Nos llevó cierto tiempo encontrar nuestro nido de amor, y lo que en un principio pensamos que era un puti (por los manolos que se agolpaban a la puerta), resulto ser el Friend´s Hostel.

* este texto comenzó a redactarse en diciembre de 2007.

Rápidamente nos pusimos en funcionamiento; para engañar al estomago nos tomamos unos arroces tóxicos que había comprado Sule en Madrid, los llamados ‘mijos’, que según sus palabras estaban “buenísimos” (destacar el arroz con cables de alta tensión verdes). Acto seguido nos metimos varias copas con calzador y preparamos la mezcla en buchitos para buscar la imbriagazone rumana. La noche no había echo más que empezar.

Cogimos un taxi para dirigirnos a la zona de marcha cerca de la Piata Universitati. Como íbamos tan tochos amenazamos al taxista de las consecuencias que podría padecer si trataba de timarnos con el precio de la carrera (palabra en desuso rescatada por Ramoncín). Bueno, el caso es, que cuando nos quisimos dar cuenta estábamos dentro de un pequeño bar de de caracterización ‘marihuanesca’. Allí los tres, con una geta que te cagas nos pusimos a beber de nuestros cartuchos de plástico. Sorprendentemente los dueños no se opusieron a nuestro comportamiento y allí estuvimos un rato empinando el codo. Pero a decir verdad ese lugar era demasiado tranquilo y el trío calavera buscaba emociones más fuertes. 

Fue así como en una calle próxima nos topamos con el Fire Club (Str. Gabroveni, 12 - www.fire.ro), un garito de dos plantas cuya música era más propia de la Europa Occidental que de la Rumania, una muestra más de que las cosas están cambiando en esta parte del planeta. Pero antes de entrar tuvimos nuestro primer escarceo con la tuborina, el elemento base de la cerveza Tuborg, con la cual formateas, vuelcas dato e hibernas la cabeza, y todo eso al mismo tiempo. Las lagunas de la Tuborg nos harían pasar grandes momentos en esta primera parte del viaje. Un gran descubrimiento.

Pero bueno, a lo que iba, cuando entramos al Fire Club el daño cerebral era ya más que evidente y el grupo aguanto el tipo como buenamente pudo, Chema y yo por un lado, y mi hermano por otro, ya que fue abducido por un UFO (Unidentified Flying Object). 

Antes de salir, el equipo se había grabado a fuego una sola idea “coger el autobús de las 7.00 a.m. a Galati”, pero hacía las 5 de la mañana el grupo ya estaba roto en todos los sentidos, habíamos perdido a Sulen Albarn; y a Chema y a mí no nos quedo otra que tirar para el albergue en solitario. Yo iba totalmente secuestrado, y gracias a Chemone que es el de Prison Break y tenía el mapa de la prisión (según sus propias palabras -con visualizar un rato la ciudad tengo un plano aéreo de la misma-), ya que si no es por él me parece que ahora mismo estaría redactando estas líneas en la máquina de escribir de Ceaucescu. Contar arriba la pelea de chicas y el amigo falso

Anécdotas a parte, el caso es que estábamos en el Friend´s Hotel a una hora adecuada para llegar a la terminal de autobuses a pie. Así que sin más dilación cogimos nuestros bártulos y decidimos dar puñalada a la criatura anteriormente conocida como Mark Ostarzevich (ahora Julio Iglesias). En pocos minutos llegamos a la estación de buses, llevábamos una tostada de las que hacen época y nos pusimos a preguntar a los conductores, pero nadie iba a Galati. El ambiente de la terminal era de una sordidez propia de una escena de Dick Tracy, las alcantarillas desprendían humo, y con este plan lo mejor era irse y probar suerte en la estación de trenes (Gara de Nord, Como llegar: Metro: M3, M4. Compañia de Trenes en Rumania: CFR. Destinos: Belgrado, Budapest, Chisinau, Kiev, Sofia, Viena, Venecia, Salonica, Estambul, Moscu, Brasov, Craiova, Constanta, Timisoara), que quedaba a pocos metros de allí.

Particularmente no puedo contar nada de las dos horas que pasamos en la estación, ya que no era yo quien estaba en ese lugar sino mi alter-ego Ramoncín. Se que íbamos “to” trompa (hasta ahí llego), que fuimos al Mc Donalds y que la liamos muy parda (Chema se cargo una botella de JB, nos quedamos dormidos más de una hora encima de una mesa, etc.., etc..), que telefonee en varias ocasiones a mi hermano con la consiguiente perdida de pasta por ambas partes, y bueno muchos otros desaguisados y situaciones cómicas que allí se produjeron. Como digo, lamentable, pero digno de ser contado a los nietos –niños, no hagáis lo que hacia el abuelito-.

 

 SÁBADO 1 DICIEMBRE: Bucarest – Galati – Oancea – Cahul- Chisinau 

Afortunadamente mi hermano apareció antes de las nueve y pudimos coger el tren a Galati (273 leis los tres billetes = unos 25€ cada uno). Sobre este viaje que se prolongó durante unas cuatro horas nada que comentar, ya que íbamos tan inconscientes que podían habernos rajado y vendido todos nuestros órganos en el top manta.

Galati es una ciudad industrial de más de 300.000 habitantes localizada al este de Rumania, muy próxima a las fronteras con Moldavia y Ucrania. Precisamente, fue esta proximidad con el país de Sevchenko la que nos llevo a este lugar. Sabíamos de la posibilidad de cruzar desde aquí hasta Bolgrad en Ucrania, desde donde continuaríamos camino a Odessa, ya que nuestra intención era llegar allí en sábado para disfrutar de su animada vida nocturna.

Pero todos nuestros planes dieron un giro de 360º cuando, dejándonos llevar por los consejos de una rumana que hablaba castellano y de su novio español, tomamos un autobús hacia otro punto fronterizo más al norte, Oancea. Tengo que decir que posiblemente fue el bloqueo mental de la resaca el que nos hizo tomar esta decisión, ya que es muy probable que hubiésemos podido cruzar a Ucrania por este punto pagando a un taxista, pero también es cierto que lo que en un principio parecía una cagada, resulto ser una sabía decisión.

Después de pasar no más de una hora en Galati, cogimos el autobús a Oancea (24 leis, 3 billetes = 6.5 € los 3), un puesto fronterizo unos 50 km. dirección norte. El autobús iba petado, pero nosotros pudimos sentarnos en la parte trasera y disfrutar del paisaje y los te-cumentos de la Rumania más profunda (campesinos, carros de madera tirados por mulas, fardos de rejilla, etc.., etc..), un viaje muy provechoso en el que pudimos ver lo mucho que queda por hacer en este país.

Creo que todos llevaban una radio o algo asi un aparato raro o un dvd y lo del lobo.

Tras más de una hora de camino llegamos a Oancea, un pequeño pueblo rumano cuyo único interés es su puesto fronterizo para entrar a Moldavia. Aunque algunos viajeros ya hemos visto puestos fronterizos muy peculiares, como el de Barzagán en Irán, es justo decir que este no le iba a la zaga. Un cartel situado en la carretera indicaba que Cahul, la primera población moldava estaba a 8 km., por lo que nos habíamos planteado incluso la posibilidad de ir a pata. Pero cuando fuimos a pasar la ‘border line’ un policía rumano nos paró y nos dijo que no estaba permitido cruzar a pie, que debíamos esperar a que pasase algún vehiculo y pedirle que nos cruzara.

Y, ¡como no!, la típica flor en el culo del diamante hizo acto de presencia, y a los pocos minutos un coche con matricula moldava en el que iba una pareja no dudo en hacernos el favor y nos llevo hasta Cahul. Después de sellar nuestros pasaportes y cruzar el río Prut, que marca la frontera de norte a sur entre Moldavia y Rumania, llegamos a Cahul, nuestro primer contacto con Moldavia, un país que se revelaría como bizarro a la par que sorprendente.

La pareja moldava aparco su coche cerca de la modesta estación de autobuses y maxi-taxis. Nosotros estábamos sin dinero moldavo y con más hambre que el perro de un ciego, era uno de nuestros primeros De Juana Chaos (como eran conocidas las huelgas de hambre del viaje), aunque Chema “El Conseguidor” pudo obtener un mendrugo de pan en el supermercado ‘Catarsis’ gracias a que un moldavo le dio dinero, recuerdo que a Saúl y a mí nos paso algo parecido en Dakar (pobre da dinero a rico).

Empezaba a anochecer y teníamos que coger algún transporte a Odessa, pero en la estación todo el mundo nos decía que ese día no salía nada para Ucrania, nos decían -Chisinau, Chisinau…-. Como no conseguíamos entender del todo, optamos finalmente por ir a la capital de Moldavia, cogimos un maxi-taxi por el que pagamos 10 Euros los tres, y esperamos pacientemente a que el vehiculo se llenara de gente para poder partir. Mientras esperábamos nos comimos un pequeño buchito de supervivencia con el pan de Cahul y el embutido que habíamos traído de Madrid. 

Las carreteras en Moldavia son más que malas, son como las comarcales que había hace más 20 años en España, pero con una iluminación inexistente y más baches aún. Por este motivo tardamos largo tiempo en recorrer los más de 170 km. que separan Cahul de Chisinau, un recorrido que aprovechamos para esnucarnos y reponer fuerzas. Decir tambien que el frio del minibus era insoportable. 

Cuando empezábamos a desperezarnos aparecimos en Chisinau, donde el maxi-taxi nos dejo en la estación de autobuses. Allí, nada más bajar ya notamos el bizarrismo de la ciudad. Los hombres que pululaban por las calles, como acertadamente dijo Sulern, parecían personajes sacados del Grand Theft Auto, cada uno caracterizado con un singular vestuario; mientras que las mujeres vestían con más estilo el uniforme estándar del país: botas hasta las rodillas de tacón alto y fino, pantalones ajustados o minifaldas cortisimas y pieles de todos los tamaños y texturas.

  

Afortunadamente en Chisinau no estábamos solos, Chule el de Couchsurfing se había encargado de contactar por Internet con Joana y “las Ladies”, un grupo de chicas que trabajaban como voluntarias en un orfanato de la capital moldava. Aunque no estaba prevista nuestra visita ese sábado, sino que las habíamos dicho de ir al sábado siguiente, no nos quedó otra que telefonearlas, y aunque se sorprendieron bastante de nuestra llamada aceptaron (no se si de buen gusto) darnos asilo político. 

Las Ladies vivían en el Blvd. Moscova, en el barrio periférico de Riscani, y hasta allí fuimos en un taxi. En unos 10 minutos ya habíamos llegado hasta el lugar en el que vivían nuestras anfitrionas, alzamos nuestras cabezas y pudimos ver como 5 o 6 bloques comunistas se elevaban a gran altura en una amalgama de viviendas que bien hubiera podido tratarse de un panal de abejas.

Estuvimos cierto tiempo dando vueltas por el interior de los edificios, la verdad que culturalmente merecían la pena ya que parecían auténticas casas ocupas, con suelos y paredes en un estado ruinoso, y unos ascensor de madera que  olían a CCCP por los cuatro costados. Tanto nos gustaron estos montacargas que su panel de botones y sus toscas puertas de madera se llevaron unos cuantos flashazos, porque, eso sí, en la mayoría de los pisos no había ni luz en la escalera.

Como la expedición estaba un poco espesa para encontrar el piso, y como ya habíamos llamado por error a la puerta de varios vecinos y sentido el miedo de Hostel en nuestra piel, decidimos utilizar el comodín de Joana, es decir la llamamos y nos vino a recoger a la calle. Nos habíamos metido en un bloque equivocado (Mortadelaaaa!!). 

Joana nos guió hasta el piso, allí nos esperaban el resto de chicas: Fanny de Nantes (Francia), apodada Canaletto, Sofía de Goteborg (Suecia) y su madre “La Mature” o “El jaco de doma clasica”, que estaba de visita, y como no, Nadja, de Salzburgo (Austria), la más carismática de todas, apodada Yupi por su parecido con el protagonista de “Los Mundos de Yupi”. Las chicas se quedaron un poco bloqueadas ante la presencia de tres grandes exploradores de Aluche. No tenían cena para nosotros, pero tuvieron el detalle de descorchar unas cuantas botellas Cricova, uno de los vinos moldavos más prestigiosos junto con el de Milestii Mici .

Como la hambruna ya empezaba a hacer estragos, y como no tenía pinta de que estas chicas nos fueran a dar nada de cena, decidimos llamar al telepi moldavo. Así que, en una media hora, ya teníamos pizzas para todos, unas pizzas bizarras que te podían provocar el famoso “taponcín de Ramoncín”, pero no nos quedaba otra que hacer buena base para no acusar después la ingesta de unidades.

Serían cerca de las 12, y el equipo ya estaba cenado, duchado y cagado. El baño de las Ladies había sido mancillado según lo previsto, y como Yupi y compañía no querían salir a tomar algo porque trabajaban pronto al día siguiente, el Trío Calavera partió en solitario hacia el People, una discoteca que la Lonely Planet catalogaba como la mejor de la ciudad.

Night Clubs de Chisinau:

  • 44 - 44, Albisoara str.

  • Caligula - 2/4, Negruzzi bd.

  • City Club - 117, 31 August str.

  • Club "Flamingo" - 23, Tabacaria Veche str.

  • Club Z - 15, Zelinski str. 

  • Dance Planet - 33/1, Renasterii bd.

  • Decadance Club - 40/1, Albisoara str.

  • Drive - 109, Calea Orheiului str.

  • Military Pub - 7, Kiev str.

  • People Club - 2/4, Negruzzi bd.

  • Red Club - 84/3, 3rd floor, Ismail str.

  • Star Track - 7, Kiev str.

  • Studio Club - 66, Bucuresti str.

Los coches lujosos aparcados en la puerta y los fornidos porteros del People contrastaban con la verdadera esencia de Chisinau. Tras pasar los pertinentes controles de armas llegamos al recibidor de la discoteca, desde donde ya se podía adivinar el glamour concentrado en el interior. Cuando ya teníamos los dientes largos nos dimos cuenta de que entre los tres no juntábamos leus suficientes como para pagar la entrada, y fue en ese momento cuando surgió la figura de Chema “El Conseguidor” (que daría mucho que hablar durante el viaje). -Tranquilo chicos, que soy un conseguidor, entraremos sin pagarlo todo-, fue pronunciar estas palabras y que un maromo de la puerta nos invitase, no con muy buenos modos, a abandonar el local. Quizá fue gafísmo de alguno de los de Alba, o quizá que a nuestro Conseguidor se le habían acabado sus superpoderes.

A pesar de este pequeño fracaso no cundió el pánico entre la expedición, puesto que guardábamos otro as en la manga: el Dance Planet (33/1, Renasterii bd.). Este garito nos lo habían recomendado las Ladies por oídas, ya que según decían, ellas nunca salían por ahí, sino que montaban las fiestas en casa. En el Dance Planet no nos pusieron ninguna pega para entrar, pagamos los 100 leus = 6.5 € por la tarjeta para consumir y entramos en un garito que por muy increíble que parezca consiguió sorprender a la expedición aluchina.

La apariencia del Dance Planet es la de una discoteca cualquiera de Madrid, con la diferencia de que en este lugar se hace una especial promoción de la mujer de Moldavia (baños con grandes murales de chicas moldavas, go – go´s como dios las trajo al mundo, mayor proporción de chicas que de chicos, etc…), y es que la belleza de sus mujeres es, junto al vino, el principal recurso del país más pobre del continente, una nación a la que sólo unos pocos sabrían localizar en un mapa y sacar partido. Decir también que la Dj, también estaba como dios la trajo al mundo, pero como todo son mujeres pues nadie la mira y ella tan tranquila.

Después de tomarnos unas cuantas cervezas y echarnos unos bailes, volvimos a casa de las couchsurfers y caímos rendidos como oseznos, Chema y Chule en el colchón del suelo habilitado para la ocasión, y un servidor en el sofá con el cuello tronchadisísimo. Decir también que esa habitación parecía el confesionario de Gran Hermano, un sillon y unos adornos que daban mucho el pego.

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