D E L   V I A J E

RUMANIA - MOLDAVIA (TRANSNISTRIA) - UCRANIA (CHERNOBIL)

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Descárgate AQUÍ la Presentación del reportaje fotográfico que hicimos en Tiraspol y Chernobil.

 

 JUEVES 6 DICIEMBRE: Kiev – Chernobil – Kiev - Chisinau

Cuando nos despertamos en casa de Tanya, el jumeo a alcohol revenio, unido con el pollo de debajo de la cama del dia anterior, trascendía por todo el cuarto. Algunos habíamos dormido escasa hora y media, pero estábamos preparados para soportar un baño de radiación de los que dejan secuelas. Cogimos los macutos y con el pedo sostenido que llevábamos nos dirigimos en autobús a al lugar donde nos vendría a recoger una furgoneta de la agencia con la que habíamos concertado el tour, que no fue otra que la propia Agencia Estatal. Como visitar Chernobil.

Por el camino se escuchó más de un ¡si, si, si, me voy a Chernóbil!

Y es que aunque suene raro eso de que cogiésemos un “tour organizado”, lo cierto es que no existe actualmente otra forma de ir hasta este lugar. Hace tres años el gobierno abrió la veda para que Chernóbil pudiera ser visitado por los turistas, y las agencias ucranianas vieron aquí un negocio redondo, de ahí que los precios de las excursiones alcancen cantidades muy elevadas.

En este sentido fuimos afortunados, ya que mi vecino el Rubito había conseguido el tour al precio más bajo del mercado: 100 $ por cabeza, unos 62 €. Algo razonable ya que te pueden pedir hasta cuatro veces más. Nuestro recorrido consistía en ir en furgoneta hasta Chernobyl pueblo, donde nos darían una pequeña explicación en inglés sobre el accidente y sus efectos, después iríamos a las puertas de la central propiamente dicha y remataríamos la excursión con el plato fuerte, la visita a la ciudad fantasma de Prípiat.

A eso de las nueve de la mañana la furgoneta pasó a recogernos puntualmente. En un estado de semi-inconsciencia recorrimos los más de 100 km. que separa Kiev de Chernóbil. Con nosotros iban un conductor y un guía que portaba un medidor de radioactividad. Cuando el guía localizaba puntos de mucha radiactividad, mandaba al chófer parar la furgoneta para enseñarnos el medidor. Analizándolo ahora en frío, creo que en esta serie de paradas perdimos varios años de esperanza de vida, pero como sabiamente dice la Madre Tóxica: “nadie dijo que fuera a ser fácil”.

Pasadas las once, llegamos a nuestra primera parada, una especie de cutre-exposición sobre el desastre nuclear que tienen montada en un barracón, en el pueblo de Chernóbil, una ciudad que en su momento fue totalmente abandonada, pero a la que han ido regresado unos 7000 vecinos de sus vecinos desoyendo los consejos del gobierno, una cifra irrisoria si tenemos en cuenta que llegó a tener cerca de 150.000 habitantes.

En este barracón nuestro guía nos explicó con su inglés oxidado la manera en que ocurrió el mayor desastre nuclear de la historia:  - Fue un 26 de Abril de 1986, ese día se practicaba una  prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 provocada por un mal calculo humano produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. Se estimó que la radiación liberada era 500 veces mayor a la desprendida por la bomba atómica que cayó sobre Hirshima, tal fue así que la nube tóxica alcanzó algunos puntos de Francia y Suecia, y provocó la evacuación de 135.000 personas de la zona afectada.

Continuamos camino hasta las puertas de la Central Nuclear, allí pudimos ver entre la niebla algunos reactores, los cuales, por increíble que parezca continúan en funcionamiento, excepto el reactor 4, al que se le esta construyendo un nuevo sarcófago que impida el escape de gases radioactivos. En la puerta de la central se ha erigido acertadamente una estatua en homenaje a los más de veinte bomberos caídos de forma heroica durante el accidente, hicimos unas cuantas fotos y nos dirigimos a Prípiat.

El día brumoso y de lluvia, contribuían a que todo se viera envuelto en un halo lúgubre y apagado, pero todo este tetricismo se hizo aún mayor cuando llegamos a Pripyat, la ciudad fantasma donde vivían la mayor parte de los trabajadores de la central y que fue evacuada de urgencia 24 horas después de que ocurriera el accidente. Este lugar sorprende hasta al viajero más experimentado, se te corta la respiración y los escalofríos recorren tu cuerpo.

En un libro de Prípiat que me dejó nuestro guía aparecían fotos de la ciudad a principios de 1986, una ciudad que se fundó en 1970 para acoger a los operarios de la central, y que en sólo 16 años ya contaba con 40.000 habitantes, una ciudad con los típicos bloques comunistas y mucha animación por las calles, la gente allí parecía vivir feliz, pero el accidente cortó de repente todo eso y dejo una ciudad fantasmal en la que incluso todavía queda en pie una feria con sus coches de choque y su noria, y es que en el momento de la catástrofe la ciudad estaba de celebración. En estos coches de choque y tiovivos, dejamos un peluche rosa que nos encontramos y que luego fue objeto de comentario por el documental que se emitió en Telecinco2 de tdt. En el hacen mención a los que dejaron eso ahí como una gracia, esos éramos nosotros.

  

Estuvimos dando vueltas por la zona, entramos en una guardería que conservaba montones de juguetes de niños, dibujos, zapatos, etc…, nos llamó especialmente la atención un cartel de información en el que ponía curso de 1986, parecía increíble que todo aquello permaneciese allí después de más de 20 años.

Los enormes bloques de viviendas conservan aún el martillo y la hoz de la época comunista, y es especialmente llamativo el ver como los árboles han crecido de manera descontrolada y salvaje debido a la humedad del lugar, algunos ejemplares han echado raíces en las azoteas de los bloques. Un espectáculo triste pero digno de ser visto.

  

Después de tres horas de visitas pusimos la directa para Kiev, pero de camino hicimos una parada técnica para fotografiarnos con el cartel en cirílico de Chernóbil y señales de radiación. Como estábamos hartos de tristezas y queríamos alegría aprovechamos que era el cumpleaños de Chema para componer una bonita canción de la que hicimos un bonito video, no es otra que el temazo del viaje: el ¡Cumpleaños Chernobyl!, radiación para ti…,  que pasará a la historia como una de las composiciones más absurdas junto al Chiki-Chiki.

A las 16:35 salía nuestro tren con destino a Mogyliv Podisky (42 hrivnias = 5 €), una ciudad ucraniana fronteriza con Moldavia en la que tendríamos que cambiar de tren para continuar hasta Chisinau. Mientras esperábamos la salida del expreso nos hicimos con los enésimos Maccas, y varios miembros del grupo se escaparon como putillas a comprar una tarta para celebrar el cumpleaños de Chemone. También paso algo impresionante digno de los años de experiencia, y de la vivez de la alineación, teníamos 5 minutos para hacer muchas cosas y nos sobraron 2. Nos dividimos en grupos y mientras unos compraban 5 menús Maccas, otros los billetes de tren, otros la tarta, otros la bebida y la mezcla… total que lo habíamos clavado y estábamos donde habíamos quedado en tan solo 3 minutos.

El viaje pasó sin pena ni gloria, el tren era de los modernos sin compartimentos, y los ánimos estaban un poco de capa caída, así que nos pusimos a dormir a la espera de llegar a la frontera, la cual alcanzamos a eso de las 22:30, allí desenfundamos nuestros pasaportes, y tras pasar un riguroso control, recibimos nuestro sellito como recompensa.

A las 22:40 arrancó el tren que nos dejaría en Chisinau por la mañana. Este tren no tenía nada que ver con el anterior, tenía tal carisma que se le denomino “el tren de la vendimia”, y es que estaba cargado de moldavos tóxicos, color aceituna y con las manos curtidas por el trabajo. Estos hombres daban la sensación, por sus harapientos ropajes, de haberse pasado largo tiempo en los campos de vid recogiendo la uva; además los compartimentos desprendían una exquisito aroma a vinacho peleón.

  

Aunque el vagón iba petado, pudimos tomarnos unas birras en compañía de nuestros amigos moldavos mientras soplábamos las velas de la tarta que le habíamos regalado a Chema por su 26 cumpleaños (que curiosamente coincidió con sus 50 sellos, motivo por el cual chema redacto un verso de amistad profundo y sincero en la guía de Moldova y Rumania lonely planet.). Fue un rato agradable en el que se prendieron bengalas y corrió la cerveza Chisinau, después caímos redondos en nuestros catres.

 

 VIERNES 7 DICIEMBRE: Chisinau

A las 07:48 horas llegamos a Chisinau, una ciudad de la que algunos sólo conocíamos la noche y en la que Pichi y Fichi aún no habían tenido el gusto de estar. Como íbamos enlastrados hasta las trancas lo primero que hicimos fue ir a casa de nuestras anfitrionas, las Ladyes, donde dejamos los macutos con la idea de patear la ciudad de punta a punta.

La puerta de la casa estaba entornada, pero empezamos a llamar a las chicas y nadie contestaba, así que nos instalamos algo extrañados, hasta que el bueno de Chema fue al baño y se topó de lleno con Yupi y la francesa en paños menores, quien iba a decir que esas chicas estarían allí, juntas en el baño. El rumor de tortillismo corrió como la pólvora, pero como en el diamante somos open your mind, no le dimos ninguna importancia y nos fuimos a visitar la ciudad.

Chisinau, es con sus 670.000, la ciudad más poblada de Moldavia, y lo que es más importante uno de los secretos mejor guardados de Europa. Es una ciudad de género bizarro, con muchos restaurantes, avenidas con tiendas, mujeres elegantes, una impresionante vida nocturna, y con un perfecto equilibrio entre lo rumano y lo comunista. Sin lugar a dudas un gran descubrimiento.

Empezamos nuestro recorrido por la principal arteria de la ciudad, el Boulevard Stefan cel Mare (Esteban “El Grande”), que recibe su nombre del rey más emblemático que haya tenido la ciudad: Esteban III (1437 – 1504), un monarca que transformó Moldavia en un estado poderoso y mantuvo su independencia frente a las ambiciones de Hungría, Polonia, y del Imperio Otomano.

En esta gran avenida se encuentran las principales visitas de la ciudad, como son la estatua del propio Esteban III; el jardín público, que también lleva el nombre del monarca; el palacio gubernamental y sobretodo el parque de la Catedral (Parcuil Catedrálei), donde se encuentran tres de los monumentos más míticos de la ciudad: la propia catedral ortodoxa, la torre del reloj (1836) y el Arco del Triumfo o Puertas Sagradas, construido en 1841 y que representa el auténtico símbolo de la capital.

Entre paseo y paseo las escasas reservas comenzaban a agotarse, y no nos quedó otra que entrar en el Café Kino (Str Vlaicu Pircalab), un buffet de lo más recomendable de la ciudad, con muchas de las especialidades de la zona, y que sació el apetito del grupo. Al salir del restaurante nos topamos con la Universidad Internacional, y sin dudarlo ni un momento nos dirigimos hacia allí con el objetivo de mancillar esa institución como ya se había hecho en otras ocasiones (véase viaje a Suecia 2005, donde nos metimos en una de las clases de la prestigiosa Chalmers de Goteborg).

Después de dar unas cuantas vueltas por los pasillos de la uni, Bernón, experto en estas lides, se encargó de degradar una de las aulas haciéndose pasar por un profesor pardo. La respuesta por parte de los alumnos moldavos fue un poco fría, el humor español no encajó bien en estas tierras, así que decidimos (yonkilata Chisinau en mano) seguir callejeando por la ciudad, con la buena suerte de encontrar un colegio en el que unos niños jugaban al fútbol, y como era de esperar no íbamos a dejar escapar la oportunidad de jugar el tradicional pachango del viaje.

Fue un partido muy especial, los cinco valientes diamantinos nos enfrentamos a un rebaño de niños de unos doce años, que nos dieron más guerra de lo normal, y a los que costó doblegar. El campo era espectacular, un patio entre bloques cutrisimos y con las porterías en pintadas en las paredes… que autentico madre. Aunque la temperatura no fuera mayor de tres grados, acabamos sudando birra como animales, y estábamos tan entregados, que el partido sólo lo pudo parar un factor externo: un pinchazo del balón.

Fue entonces cuando salió el lado más tierno de los aluchinos. Como si de una ONG nos tratásemos, les dijimos a los chavales que nos llevarán a una tienda de deportes que les íbamos a comprar un nuevo boliche. Los chavales estaban contentos con la idea, pero de tontos no tenían un pelo, y querían el balón más caro de la tienda. Pero en el Diamante una ONG deja de serlo cuando se topa con la Santa Cofradía del Puño Cerrao, con esto quiero decir que les compramos el más barato y salimos del paso como buenamente pudimos.

Continuamos con la visita dirigiéndonos al mercado de Chisinau (Piata Centrala), uno de esos mercados a la antigua usanza, lleno de puestos de todo tipo y cargado de encanto. Allí el grupo se vio perdido entre el gentío, y se dividió en dos: por un lado se fueron Chule y Chema, y por el otro estábamos Bernón, Sul y un servidor.

Este último grupo se encargo de elaborar una de las teorías más valiosas para la ciencia moldava, la teoría de “¿en qué momento mutan?”, una teoría que da respuesta al misterioso enigma de por qué sólo hay dos tipos de mujeres moldavas: a) las de botas de tacón alto, pantalones ajustados y pieles; y b) las de alpargatas de andar por casa, chándal pijamero y piel curtida. No hay término medio: o modelos u O-Maitas. La teoría se resolvió con la pesquisa de que una mañana cualquiera una mujer se levanta, se mira al espejo, y dice: “¡he mutado!, me pondré las zapatillas de andar por casa…”.

Tras este alarde de filosofía continuamos deleitándonos con la toxicidad del mercadillo, hasta que encontramos una peluquería. Como tenía el frospo algo crecido, decidí,  continuando con mi tradición de los cortes de pelo en el extranjero, cortarme el pelo a lo moldavo. Tengo que decir que las chicas le pusieron empeño y quedó bastante bien, a la altura de mis peluqueros favoritos, los mafiosos del Acueducto: Guillermo y Luis.

Por el otro lado de la expedición de Sule y Chema, este compro unas botas para pilar de estilo moldavo que en España valdrían mas de 200€ ya que eran de piel y de un diseño muy bonito, en el mercadillo solo le costaron 80€. Mas tarde, y tras buscar al pelotón uno, se fueron a un Maca a echarse la típica Macsiesta, solo utilizada en este viaje. Chema y Sulen también sacaron una teoría, porque en el Macdonals había 99 % de chicas y solo ellos dos???  La teoría es que el 90 % de los hombres moldavos, están largos periodos de tiempo trabajando fuera de Chisinau e incluso fuera del país, Rumania, Ucrania….  Por eso el 90% de lo que se ve son mujeres… es una locura.

La noche fue cayendo sobre Chisinau, y a eso de las cuatro de la tarde los grupos extraviados nos encontramos en el Arco del Triunfo. Chema y Sule se lo habían bebido todo, y nosotros también habíamos tenido algún escarceo con las yonkilatas. Como el frío empezaba a calar los huesos, y como esa noche era la tan esperada fiesta de las Ladyes, decidimos ir a su casa a descansar un rato, no sin antes abastecernos de una buena compra: abundante vino, cerveza y flores para Yupi. También dio lugar a la famosa colección de fotos de botas, ya que íbamos parando a las chicas para fotografiar los mil y un tipo de botas que se veían, de todas las formas y colores.

Bernón, Chema y yo volvimos para nuestro pisito del Boulevard Moscovei, donde nos duchamos, cenamos y retozamos de sueño, estábamos preparados para la fiesta de Yupi & cia. Por su parte Sul y Sulern quedaron con unas chavalas de la zona, que Chule de couchsurfing había conocido por Internet, al parecer Pichi-pagafantas saco su talonario-pagafanta a pasear y a las pocas horas, estos dos sacos de pienso estaban volviendo al piso de las Lady´s.

Poco a poco iban llegando los invitados a la fiesta de Yupi. Los había de todas las nacionalidades: moldavos, suecos, franceses, suizos, españoles…., pero si alguien destacaba por encima de los demás eran dos nigerianos que no se movieron del sofá en toda la noche. Los tíos eran unos verdaderos cachondos, uno no paraba de ingerir efferelganes combinados con vino a lo Paris Hilton, y poco a poco se fueron convirtiendo en el imán de la noche, todo el mundo acudía a su sofá a jugar a los Matare, un juego alcohólico exportado por el diamante, que por simple cautivo a los presentes en la fiesta. El juego consistía simplemente en girar una botella y al que apuntase el morro se mataba un buen vaso de vino.

La fiesta transcurrió según lo previsto: peleas, pitillos, copas, manzillamientos, e incluso luchas en el barro con la anfitriona Yupi, la cual pensaría que en que hora había invitado a unos energúmenos de ese calibre. Como estábamos un poco hartos de tanto encierro, a eso de las doce de la mañana nos fuimos destino Dance Planet. Bernón y Sul merecían conocer ese templo de la noche moldava, en el que los pioneros del viaje habíamos estado una semana antes.

Aunque el garito estaba más vacío que una semana antes, los aluchinos no dudaron en mostrar todo su repertorio de bailes descoordinados, así como sus destrezas en el levantamiento de vidrio. La noche trastorno a más de uno y de dos, y Scully y Mulder tuvieron que sacar la carpetilla de los expedientes X. Así que lo mejor en estos casos es correr un tupido velo e irse a dormir. Clink!!!

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